El hijo mayor :
El que ejerce una influencia Los hijos mayores tienen una característica que los distingue de sus hermanos; fueron los primeros en aprender a hablar, a caminar, a usar sus juguetes y fueron los primeros en ir a la escuela. Por eso tienen una ventaja sobre sus hermanos y hermanas menores y desarrollan una necesidad de tener poder y control. Pero a la vez están bajo una presión sutil de los padres de dar un buen ejemplo.
El resultado: Los primogénitos son extremamente orientados al rendimiento y pueden insistir testarudamente en su voluntad para mantener el control. De los primeros 23 astronautas que enviaron al espacio, 21 eran hijos mayores o hijos únicos. El problema principal: Los hijos mayores quieren impresionar al mundo. Si se pelea con un primogénito, él o ella no va a ceder sin más, va a ser consciente de la competencia y no va a aceptar un "no" como respuesta. Los primogénitos se presionan mucho a sí mismos y esperan otro tanto de los demás.
El lado positivo:
Los primogénitos son ambiciosos, cuidadosos (por su papel anterior de tutor) y apasionados.
El lado negativo:
Ocasionalmente se pueden comportar como sabelotodos.
El hijo intermedio: El que pone paz
Los hijos intermedios tienen una posición problemática en la familia: Ellos superan el abismo entre el hijo mayor, que aprovecha aparentemente todos los derechos y privilegios, y el hijo menor, que parece ser el centro de toda atención. Posicionado entre estos dos extremos,
los hijos intermedios desarrollan una buena habilidad de negociar y cooperar. Son observadores tranquilos, con quienes uno puede llevarse bien, pero dentro suyo sienten una necesidad viva de tener un lugar especial en la familia. Generalmente parecen más bien discretos pero cuando llegue a conocerlos mejor, va a descubrir los lados escondidos y sorprendentes de ellos; son como un volcán inactivo, que tiene el fuego ardiente bajo de la superficie.
El problema principal: Los hijos intermedios son divididos interiormente entre el deseo de "quedarse en la sombra" y de "estar en primera plana".
Usted apenas va a tener muchos disputas con los hijos intermedios porque ellos rehuyen el enfrentamiento. Son personas flexibles que ponen paz y que se arreglan con la vida tal y como es. Perdonan muy rápido pero nunca olvidan.
El lado positivo: Tienen un conocimiento de la naturaleza humana excelente.
El hijo menor: El bromista
Los hijos menores tienen un papel claramente definido en la familia: Son los bromistas y animadores. Están acostumbrados a estar rodeados de gente y a llamar la atención y desarrollan una gran habilidad para relaciones y un gran conocimiento de la naturaleza humana. El desafío
especial de los hijos menores es que a menudo no tienen confianza en las capacidades propias, incluso si son muy inteligentes. Esto proviene del hecho que, a pesar de su edad, siempre son considerados como "el bebe" de la familia. Son desenfadados, no muy complicados, les gusta
divertirse pero puede ser que les falte la ambición o la pasión para un campo de interés particular.
El problema principal: Los hijos menores quieren probarse a sí mismos (pero no saben muy bien como hacerlo). Ellos prefieren profesiones que tienen algo que ver con otra gente. Va a reconocer un hijo menor porque él o ella siempre está allí dónde hay barullo.
El lado positivo: Los hijos menores son encantadores, comunicativos e imperturbables.
El lado negativo: Son un poco imprevisible, corteses en algún momento, difíciles en otro.
El hijo único - El hombre de control
En muchos aspectos los hijos únicos son parecidos a los hijos mayores si se trata de papeles de familia. Ya con poca edad pesan las esperanzas y sueños de sus padres sobre sus hombros. Como tienen más práctica en tener relaciones con adultos y menos con niños de su edad, los hijos únicos tienden a una gran fuerza de voluntad y resolución pero no se preocupan tanto del mantenimiento de la armonía.
El problema principal: Los hijos únicos no quieren ser dependientes de nadie.
El lado positivo: Los hijos únicos son apasionados y decididos. Son sumamente modestos. Uno los reconoce por su intrepidez y por su independencia.
El lado negativo: Están acostumbrados a imponer su voluntad y les cuesta llegar a un acuerdo con alguien.
domingo, 19 de septiembre de 2010
El significado del orden de nacimiento
¿Qué otros factores formaron fundamentalmente su personalidad? Psicólogos descubrieron que, junto al "Efecto de Hermanos", una de las influencias más importantes sobre el desarrollo de la personalidad es el orden de nacimiento, que quiere decir su posición en la familia.
Por su lugar dentro de la familia (hijo mayor, intermedio, menor o hijo único) usted desarrolla determinadas costumbres y reacciones emocionales que pueden ser muy persistentes. Aparte de las expectativas que les ponen a usted como "hijo" o "hija", "niño" o "alumno", la posición en la que ha nacido en su familia procura el primer papel de su vida. El efecto de su posición en la familia es muy fuerte; en ella se basan sus estrategias para las relaciones con los demás que le acompañan a usted hasta la vida de adulto.
Por eso, entender el significado del orden de nacimiento le puede transmitir conocimientos valiosos sobre sus propios modelos de comportamiento y los de los demás.
Por su lugar dentro de la familia (hijo mayor, intermedio, menor o hijo único) usted desarrolla determinadas costumbres y reacciones emocionales que pueden ser muy persistentes. Aparte de las expectativas que les ponen a usted como "hijo" o "hija", "niño" o "alumno", la posición en la que ha nacido en su familia procura el primer papel de su vida. El efecto de su posición en la familia es muy fuerte; en ella se basan sus estrategias para las relaciones con los demás que le acompañan a usted hasta la vida de adulto.
Por eso, entender el significado del orden de nacimiento le puede transmitir conocimientos valiosos sobre sus propios modelos de comportamiento y los de los demás.
Su entorno familiar: el "Efecto de Hermanos"
En muchos aspectos la infancia es un entrenamiento de larga duración
para nuestra vida posterior. Las opiniones de nuestros padres y parientes
sobre el cómo tendrían que comportarse los niños crean las condiciones
para nuestro futuro estilo de interacción. Si un niño tiende a
ataques de rabia o se comporta generalmente de manera rebelde y es
castigado por eso, el impulso natural (biológico) de reaccionar de esta
manera cambia. Del mismo modo puede tener consecuencias emocionales
en un ser humano a largo plazo, si los padres creen que llorar y
expresar los sentimientos está bien para las chicas, pero para los chicos
no. También su nivel de disposición a transigir fue fuertemente influido
por sus experiencias de infancia. Si usted ha aprendido que está bien
ser directa (o) y decir lo que piensa o si para sus padres era más importante
respetar los sentimientos de los demás (incluso a costa de los propios
sentimientos), esto influye su manera de tratar a otras personas en la
vida posterior.
Aparte de establecer reglas sobre lo que hay que hacer y lo que no
hay que hacer, padres y familiares también recompensan de una manera
sutil a sus hijos por los rendimientos que les impresionan más y
que se corresponden más a las necesidades de la familia, y así crean
un "equipo de familia" armonioso. Aunque los padres quizá no se den
cuenta o no tengan la intención, ponen expectativas distintas en cada
uno de sus hijos. Muchos estudios comprobaron que los padres y demás
parientes en familias con más de un hijo remarcan las diferencias antes
que las similitudes entre los hermanos. Esta distinción, el llamado
"Efecto de Hermanos", tiene una buena causa: Cada niño debe tener
la posibilidad de recibir atención por sus talentos únicos. Este efecto
es mucho más evidente si los chicos tienen el mismo sexo y si la diferencia
de edad es menor a cuatro años.
Usted misma (o) puede comprobar el "Efecto de Hermanos": Cuando
se encuentre la próxima vez con sus padres, pídales describir a sus
hijos. En lugar de decir: "Tengo dos hijos; los dos son activos e inteligentes
y les gusta hacer deporte", la persona va a remarcar probablemente
las diferencias entre los chicos: "A José, el mayor, le gusta
mucho el fútbol y es un dibujante dotado. A Martín, el menor, le gusta
jugar al baloncesto y tiene un "muy bien" en matemáticas."
para nuestra vida posterior. Las opiniones de nuestros padres y parientes
sobre el cómo tendrían que comportarse los niños crean las condiciones
para nuestro futuro estilo de interacción. Si un niño tiende a
ataques de rabia o se comporta generalmente de manera rebelde y es
castigado por eso, el impulso natural (biológico) de reaccionar de esta
manera cambia. Del mismo modo puede tener consecuencias emocionales
en un ser humano a largo plazo, si los padres creen que llorar y
expresar los sentimientos está bien para las chicas, pero para los chicos
no. También su nivel de disposición a transigir fue fuertemente influido
por sus experiencias de infancia. Si usted ha aprendido que está bien
ser directa (o) y decir lo que piensa o si para sus padres era más importante
respetar los sentimientos de los demás (incluso a costa de los propios
sentimientos), esto influye su manera de tratar a otras personas en la
vida posterior.
Aparte de establecer reglas sobre lo que hay que hacer y lo que no
hay que hacer, padres y familiares también recompensan de una manera
sutil a sus hijos por los rendimientos que les impresionan más y
que se corresponden más a las necesidades de la familia, y así crean
un "equipo de familia" armonioso. Aunque los padres quizá no se den
cuenta o no tengan la intención, ponen expectativas distintas en cada
uno de sus hijos. Muchos estudios comprobaron que los padres y demás
parientes en familias con más de un hijo remarcan las diferencias antes
que las similitudes entre los hermanos. Esta distinción, el llamado
"Efecto de Hermanos", tiene una buena causa: Cada niño debe tener
la posibilidad de recibir atención por sus talentos únicos. Este efecto
es mucho más evidente si los chicos tienen el mismo sexo y si la diferencia
de edad es menor a cuatro años.
Usted misma (o) puede comprobar el "Efecto de Hermanos": Cuando
se encuentre la próxima vez con sus padres, pídales describir a sus
hijos. En lugar de decir: "Tengo dos hijos; los dos son activos e inteligentes
y les gusta hacer deporte", la persona va a remarcar probablemente
las diferencias entre los chicos: "A José, el mayor, le gusta
mucho el fútbol y es un dibujante dotado. A Martín, el menor, le gusta
jugar al baloncesto y tiene un "muy bien" en matemáticas."
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