En muchos aspectos la infancia es un entrenamiento de larga duración
para nuestra vida posterior. Las opiniones de nuestros padres y parientes
sobre el cómo tendrían que comportarse los niños crean las condiciones
para nuestro futuro estilo de interacción. Si un niño tiende a
ataques de rabia o se comporta generalmente de manera rebelde y es
castigado por eso, el impulso natural (biológico) de reaccionar de esta
manera cambia. Del mismo modo puede tener consecuencias emocionales
en un ser humano a largo plazo, si los padres creen que llorar y
expresar los sentimientos está bien para las chicas, pero para los chicos
no. También su nivel de disposición a transigir fue fuertemente influido
por sus experiencias de infancia. Si usted ha aprendido que está bien
ser directa (o) y decir lo que piensa o si para sus padres era más importante
respetar los sentimientos de los demás (incluso a costa de los propios
sentimientos), esto influye su manera de tratar a otras personas en la
vida posterior.
Aparte de establecer reglas sobre lo que hay que hacer y lo que no
hay que hacer, padres y familiares también recompensan de una manera
sutil a sus hijos por los rendimientos que les impresionan más y
que se corresponden más a las necesidades de la familia, y así crean
un "equipo de familia" armonioso. Aunque los padres quizá no se den
cuenta o no tengan la intención, ponen expectativas distintas en cada
uno de sus hijos. Muchos estudios comprobaron que los padres y demás
parientes en familias con más de un hijo remarcan las diferencias antes
que las similitudes entre los hermanos. Esta distinción, el llamado
"Efecto de Hermanos", tiene una buena causa: Cada niño debe tener
la posibilidad de recibir atención por sus talentos únicos. Este efecto
es mucho más evidente si los chicos tienen el mismo sexo y si la diferencia
de edad es menor a cuatro años.
Usted misma (o) puede comprobar el "Efecto de Hermanos": Cuando
se encuentre la próxima vez con sus padres, pídales describir a sus
hijos. En lugar de decir: "Tengo dos hijos; los dos son activos e inteligentes
y les gusta hacer deporte", la persona va a remarcar probablemente
las diferencias entre los chicos: "A José, el mayor, le gusta
mucho el fútbol y es un dibujante dotado. A Martín, el menor, le gusta
jugar al baloncesto y tiene un "muy bien" en matemáticas."
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